domingo, noviembre 10, 2013

DEL COLOR DE LA LECHE de Nell Leyshon


Del color de la leche
Nell Leyshon
Prólogo de Valeria Luiselli
Traducción de Mariano Peyrou
Ed. Sexto Piso, Madrid, 2013
ISBN: 9788415601340

“éste es mi libro y estoy escribiéndolo con mi propia mano.”
 Con estas palabras comienza Del color de la leche, una magnífica novela de Nell Leyshon que no deja indiferente. La  autora nos cuenta la historia de Mary, una joven de quince años, a través de una primera persona que entraña una voz narrativa sencilla, inocente, infantil. Porque Mary acaba de aprender a escribir y, con gran orgullo, va a contar lo que le está pasando. Los lectores asistimos emocionados no sólo a los hechos que se nos cuentan, sino al envoltorio de palabras, frases, expresiones que desvelan la evolución de la protagonista.  
Del color de la leche está escrito haciendo un gran trabajo de honestidad  por parte de la autora, al meterse en el pensamiento de una niña analfabeta de la Inglaterra rural de 1830, y llevándolo a la escritura en esa especie de diario, en el que las estructuras sintácticas simples, sin mayúsculas, con puntuación dudosa, evolucionan a lo largo de las páginas y, sin dejar de ser un tanto primitivas, acompañan el viaje vivencial de la protagonista.
Puede que a algún lector no le guste la supuesta “incorrección” del lenguaje de alguien que comienza a leer y a escribir. A mí me parece un gran hallazgo y, sinceramente, me aporta mucho más que la novela clásica. Estoy deseando encontrar obras así, en las que forma y contenido se aúnen para hacerte pensar un poquito. La novela está estructurada siguiendo las estaciones del año: comienza en primavera y acaba en la siguiente primavera. Mary, la protagonista, al comienzo de cada una de las estaciones, dirige unas líneas a un supuesto lector antes de empezar a narrar los sucesos cronológicamente. En esas líneas afirma siempre la veracidad del texto y que está siendo escrito por ella misma. Sólo en la última primavera, anticipando el final,  Mary cambia el tiempo verbal:

           “este es mi libro y lo he estado escribiendo con mi propia mano. 
             he deletreado todas sus palabras. he escrito todas sus letras.”   (pág. 171)

Hay muchas cosas que me han gustado de este libro. Comenzaré por hablar de algunas peculiaridades de su lenguaje. Ya he dicho al comienzo de esta reseña que Mary escribe de una forma ingenua porque acaba de aprender. En realidad, escribe como habla y eso se nota de varias formas: en las estructuras sintácticas sencillas, comenzando de forma repetitiva por la conjunción “y”, etc.
Este lenguaje suele envolver  hechos sencillos y cotidianos pero también nos deja percibir los sentimientos que viven detrás de las palabras:


                 “me duele la mano otra vez y me duele la muñeca y no quiero contar esto.
                  no quiero escribirlo.
                  no quiero leerlo.”  (pág. 111)

Las descripciones y comparaciones son sorprendentes y hermosas:

                “el otoño se convirtió en invierno tan rápido que pensé 
                 que me había perdido algunos días” (pág. 135)

                “mi mente no paraba de dar vueltas y no se quedaba quieta
                  porque era como una abeja en verano.” ( pág. 123)

La protagonista tiene un defecto físico y vive en un entorno rural en el que la fuerza para trabajar lo es todo. Su relación con los demás personajes es básica: al padre le tiene miedo; de la madre no espera obtener más que la comida; con sus hermanas comparte la mala vida porque están en igualdad de condiciones, salvo por su defecto físico. Sólo en la relación con el abuelo encontramos algo de humanidad. El abuelo la comprende, le tiene cariño y se relaciona con ella de una forma diferente (incluso por el lenguaje, ya que ambos se permiten emplear palabras "malsonantes"). En sus relaciones familiares, el abuelo es el único que le importa y que llegará a decir que está orgulloso de que su nieta sepa leer:

                           "él me miró un rato, y entonces dijo: cuando estabas leyendo eso,
                            me has hecho sentir orgulloso. sí, me dijo, sí." (pág. 166)

Mary es un personaje de una sinceridad aplastante:

                            “yo sólo creo que digo la verdad.
                              tal vez
                             sólo que la gente no quiere oírla
                            no siempre,no,
                            pero no puedo ser de otra manera. Porque así es como soy. “   (pág. 102)

Dice lo que piensa, incluso si le han hecho una pregunta por cortesía, contesta de verdad:

                       “él me pasó mi taza. ¿quieres alguna otra cosa?
                         voy a probar su pipa.” (pág. 114-115)

Además, tiene una filosofía de vida práctica, posiblemente generada por la situación y el ambiente en el que ha nacido:

                   “me preocupo por muy pocas cosas si no puedo hacer nada, entonces
                    no me preocupo. si puedo hacer algo, entonces lo arreglo y ya no 
                   tengo que seguir preocupándome más.”  (p.115)

Hay un eje en la historia de Mary que se produce cuando va a servir a casa del vicario. Aún no ha aprendido a leer y a escribir, pero su forma de ser, su capacidad de trabajo y su sinceridad, cambian a todos los que viven en la casa:

                      “no sé, dijo ella, qué hacíamos antes de que tú vinieras a vivir con nosotros.
                       supongo que se apañaban.
                       creo que no éramos tan felices.”  (pág. 93)

Y otro momento crucial es cuando aprende a leer y a escribir. El conocimiento le va a traer a la vez la perdición y la salvación. No puedo explicarme mucho sin desvelar el desenlace de la historia, así que no lo haré, pero si no hubiera aprendido a leer y a escribir, posiblemente no se hubiesen dado las circunstancias para “ser manipulada” a cambio del aprendizaje; por otro lado, es precisamente el hecho de poder escribir lo que le permite contar la verdad de los hechos, sea cual sea el final de su historia.
Aunque por lo que estoy diciendo pudiera parecer una historia amable, también tiene sus momentos duros.  Por ejemplo, aunque no se puede mover después de una paliza de su padre porque ha vuelto tarde por ver la puesta de sol dice:

                                    “yo no podía asentir con la cabeza, pero sí podía hablar. 
                                     ha valido la pena, le dije.” (pág. 39)

La última parte de la novela, cuando las cosas cambian en casa del vicario, ella también cambia. Ahora Mary puede leer y escribir pero su situación es cada vez más tensa.
Tengo que reconocer que, en esta última parte, estaba tan absorta en la lectura y tan impresionada que no tomé más notas.  Y del final, no diré nada. Hay que leerlo.
Sinceramente, hacía tiempo que no me encontraba con un libro que me hiciera pensar, que me atrapase hasta no poder parar de leer y que, además, aportase un texto original.

SINOPSIS DE LA EDITORIAL:

Elias Canetti escribió que en escasas ocasiones las personas logran liberarse de las cadenas que las atan para, inmediatamente después, quedar sujetas a otras nuevas. Mary, una niña de quince años que vive con su familia en una granja de la Inglaterra rural de 1830, tiene el pelo del color de la leche y nació con un defecto físico en una pierna, pero logra escapar momentáneamente de su condena familiar cuando es enviada a trabajar como criada para cuidar a la mujer del vicario, que está enferma. Entonces, tiene la oportunidad de aprender a leer y escribir, de dejar de ver «sólo un montón de rayas negras» en los libros. Sin embargo, conforme deja el mundo de las sombras, descubre que las luces pueden resultar incluso más cegadoras, por eso, a Mary sólo le queda el poder de contar su historia para tratar de encontrar sosiego en la palabra escrita. En Del color de la leche, Nell Leyshon ha recreado con una belleza trágica un microcosmos apabullante, poblado de personajes como el padre de Mary, que maldice a la vida por no darle hijos varones; el abuelo, que se finge enfermo para ver a su querida Mary una vez más; Edna, la criada del vicario que guarda tres sudarios bajo la cama, uno para ella, y los otros para un marido y un hijo que no tiene; todo ello, enmarcado por un entorno bucólico que fluye al compás de las estaciones y las labores de la granja, que cobra vida con una inocencia desgarradora gracias al empeño de Mary de dejar un testimonio escrito del destino adquirido, al cual ya no tiene la posibilidad de renunciar. 



 BIOGRAFÍA DE LA AUTORA:

Nell Leyshon nació en Glastonbury (Inglaterra). Novelista y dramaturga, ha recibido numerosos premios. Su primera novela, Black Dirt (2004), fue candidata al Orange Prize for Fiction y preseleccionada para el Commonwealth Book Prize. En 2008 publicó Devotion. Ha sido galardonada con Premio Evening Standard Theatre por su obra teatral Comfort Me With Apples y Bedlam ha sido la primera obra escrita por una mujer para el Shakespeare’s Globe Theatre. Además, recibió el Premio Richard Imison por su primera obra teatral para la BBC Radio.

Si queréis saber más, pinchando aquí podéis ver una entrevista realizada a la autora en 20minutos.es con motivo de su intervención en el Hay Festival de Segovia
Y aquí os dejo un vídeo de una entrevista realizada por Fiction Uncovered (en inglés)