Ed. Salamandra, Barcelona, 2008
ISBN 978 84 9838 177 1
Tras varios días sin ordenador, en los que he "aprendido" mucho sobre arranques, discos de recuperación y palabrejas que harían llorar a los académicos de la Lengua (por ejemplo "bootear"), por fin puedo dedicarme a escribir otra vez y, por supuesto, a actualizar los blogs. Acabo de terminar La estepa infinita de Esther Hautzig, un libro autobiográfico sobre la infancia de la autora en los difíciles años de la 2ª guerra mundial, cuando fue deportada a Siberia junto con su familia. El libro está bien escrito y va dirigido a lectores de todas las edades. Aunque estamos ya un poco saturados del tema, es una forma de abordarlo que no tiene fisuras, puesto que son las vivencias de la autora. Llama la atención el optimismo con que recuerda momentos que tuvieron que ser muy duros por la escasez, el maltrato y el frío. Supongo que nuestra memoria se vuelve bastante selectiva y tendemos a idealizar nuestra infancia y a recordar sólo lo bueno (o lo menos malo) y a borrar lo más doloroso. Es un libro que se lee con agrado, es ameno, interesa. Hay un fragmento en el que la autora habla de la literatura y de los libros como tabla de salvación en medio de las penurias y el dolor:
"Había un lugar donde me olvidaba del frío e incluso de Siberia: la biblioteca. Allí, en aquel pueblo enlodado, constituía una gran institución. No físicamente, desde luego, pero sí en los demás sentidos. Era una pequeña cabaña de troncos, impecablemente cuidada y atendida con cariño; estaba bien iluminada con lámparas de aceite y, además, ¡bien caldeada! Pero lo mejor era que contenía una colección discreta pero asombrosa de la mejor literatura mundial: algo de veras prodigioso si se tiene en cuenta la época, el lugar y el tamaño de aquella biblioteca. (...) Gracias a esa biblioteca y a dos profesores extraordinarios, desarrollé una pasión permanente por los grandes novelistas y poetas rusos. Fue allí donde aprendí a hacer cola con paciencia hasta que llegaba el turno de sentarme ante una mesa y ponerme a leer; o donde aprendí que leer no es sólo un gran placer, sino también un privilegio." (página 190)
En definitiva, un libro en el que podemos aprender un poco más sobre las desgracias que se producen con ocasión de las guerras y, sobre todo, cómo el ser humano es capaz de superarse y seguir adelante a pesar de todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario